Las primeras procesiones
En 1838, Pastor Obligado describía la tradicional procesión de la virgen siracusana: "Y es de esta capilla de Santa Lucía, que sacaban la pequeña imagen el 13 de diciembre de 1838, entre repiques, bombas, cohetes y camaretas, orquesta de negros y mulatos con bombos, platillos y chinescos delante, y abastecedores, matarifes y devoto paisanaje a la retaguardia". Años antes, cuando fueron prohibidas las corridas de toros que solían organizarse para celebrar las fiestas de Santa Lucía, comenzaron a realizarse carreras de sortijas, en un trayecto que iba desde la esquina de "La Banderita" hasta la quinta de Casajemas, siendo luego la "argolla" ofrendada a la virgen.
El 2 de noviembre de 1867, una ley del Poder Ejecutivo dispuso una nueva subdivisión del municipio, decretando la constitución de 13 juzgados de paz y de parroquias, creando el 28 de junio de 1869 las de San Cristóbal y de Santa Lucía, comprendiéndole a ésta última esa población y la de la Boca.
La ley expresaba: "El Juzgado y parroquia de Santa Lucía tendrá por límites: al Norte y Noroeste, el costado norte de los terrenos de Brittain, desde el río hasta cruzar el camino de la Boca; el costado sud de la calle del general Brown hasta su intersección con la de Bolívar, siguiéndose por el costado oeste de esta, en dirección al norte, hasta la de Caseros, cuyo costado sud se seguirá hasta el camino que conduce al Puente Alsina hasta su desagüe en el Río de la Plata, y desde allí por la costa del Este, hasta tocar en el extremo de la línea Norte de los terrenos de Brittain. Linda este juzgado de paz y parroquia por el Norte y Noroeste, con los Juzgados y parroquias de San Telmo, Concepción y San Cristóbal". Sin embargo existía una cláusula por la cual se prevenía que la parroquia de Santa Lucía no sería considerada erigida, hasta tanto no estuviera construido el templo.
La procesión de la sequia que termino en lluvia
En febrero de 1871 tuvo lugar la que fue llamada "Procesión de la sequía". Con ella, los fieles de la capilla se unían a las rogativas generales para que se produjera la lluvia que pusiera término a la sequía que asolaba al país. "La santa fue sacada en solemne procesión a las seis de la tarde por la calle Larga, concurriendo todo y lo mejor de Buenos Aires. Comenzó la procesión bajo un cielo azul y despejado. Al terminar cayó una lluvia torrencial en la parroquia al igual que en el resto del país, que hizo unir en una misma plegaria la petición y la acción de gracias." En 1882, los hermanos Serantes, propietarios a la sazón de los terrenos donde se hallaba instalada la capilla, que ostentaba entonces el N° 78 de la Avda. Santa Lucía, propusieron trasladarla a otro lugar de la propiedad, es decir, a la vuelta, en el terreno que miraba al sur (hoy calle W. Villafañe), frente a la plazoleta que allí existía.
El vecindario no se mostraba conforme con ese traslado, máxime que se hacía a una calle transversal, sin mayor tráfico y reduciendo sus dimensiones. Asimismo el periodismo no cesaba de expresar su disgusto. El 22 de noviembre de 1882, "El Diario", que no se caracterizaba por su orientación católica, publicaba este suelto: "Santa Lucía, la pequeña capilla de este nombre, en la calle Larga de Barracas, a quien aquella dio el suyo para convertirla en avenida, está en vísperas de desaparecer o de cambiar de ubicación. Situada en terrenos particulares y capilla privada en un tiempo, los terrenos en que está edificada, pasarán del poder de sus antiguos poseedores a otras manos que no tenían empeño en conservarla para el culto, y decidieron aprovechar el terreno que ocupa dando el frente a la avenida, para construir en él edificios modernos.
La parroquia de Santa Lucía, única del municipio que carece de una iglesia digna de su nombre, viene a quedar en peores condiciones aún desde que se suprime la que hoy tenía. Indicamos a los fieles católicos la oportunidad de ejercitar el espíritu de unión de que tanto alarde hacen, fomentando una gran suscripción para llevar a cabo la construcción de una casa de Dios en aquellos parajes. No es digno de la religión, ni de sus servidores, ni de sus votos obligar al buen Dios de Santa Lucía a irse a un hotel, desde que lo desalojan de la antigua capilla".
Los grandes festejos de 1883
En diciembre de 1883 se celebraron solemnemente las fiestas centenarias de la capilla. Los diarios anunciaron el programa preparado entre los días 13 y 16, indicando: "...las fiestas estarán espléndidas y la iluminación será mucho más profusa que en los años anteriores, debido a que la Intendencia Municipal ha tenido a su cargo la colocación de los arcos y pago del alumbrado".
Los actos incluían salvas de bombas, repiques de campanas, cánticos por los fieles que esperarían la salida del sol el día 13, una gran peregrinación que partiendo del templo de la Inmaculada Concepción llegaría hasta la capilla, solemne ceremonia y sermón a cargo de uno de los oradores sagrados de más fama, grandes masas corales e instrumentales integradas por distinguidos artistas, bazares-rifas, juegos populares con calesitas, cucañas, trapecios, rompecabezas, carpas, palos enjabonados y otras diversiones al atardecer, corso a lo largo de la avenida, con la actuación de varias bandas, "gran iluminación a giorno, y luz eléctrica que llamaría la atención por su novedad".
Por la noche, fuegos artificiales, "colocados en competencia por dos de los mejores pirotécnicos, recibiendo un premio el que ofrezca mas novedades". Y en tal ocasión llevóse las palmas el que ideó "La paloma de fuego" que, partiendo desde unos "castillos" chisporroteantes montados en la vecina quinta de Llava-llol, cruzó en el momento culminante la arteria hasta la capilla, para encender con su pico las luces de colores que ornaban en esa ocasión su fachada. El programa indicaba además que la avenida, en toda su extensión, estaría adornada con arcos triunfales, cubiertos de mirto y laurel; coronas de flores, estandartes y gallardetes; y que el pavimento sería regado y alfombrado de hinojo, colocándose banderas de todas las naciones.